Verano de 2018.
Se aproxima irremediablemente el mes de agosto –puro verano– del cual esperamos que relativice y atenúe la efervescencia política y nos permita vivir sin la constante necesidad de apostillar cada acción política, cada tweet, cada afirmación políticamente incorrecta de cualquier diputado, consejero o concejal.
De todas formas –dada la situación del país– la actividad política que se avecina se anuncia frenética y parece que el submundo de los políticos no podrá tomarse un respiro este año.
El tópico del «cierre por vacaciones» de España no podrá aplicarse en este 2018 tan atípico.
El nuevo Gobierno de Pedro Sanchez tiene múltiples frentes abiertos que ha de acometer con premura.
Reconducir la crisis catalana y volver al independentismo al redil autonomista será uno de los mas complejos y –seguramente– el que más euros nos va a costar.
En el plano económico será interesante ver como se conjuga la subida de impuestos intentando afectar en la menor medida posible a la creación de empleo y las inversiones públicas sin caer en la espiral de un deficit excesivo.
La ley de memoria histórica parece que esta vez será asunto primordial y se podrá avanzar en la tan necesaria reconciliación nacional y la desaparición definitiva de los fantasmas del pasado.
Se reabre el asunto de la financiación autonómica que esperemos no olvide ninguna necesidad y no discrimine a ningún ciudadano sea este de la comunidad que sea.
La violencia de género está alcanzando tintes –no ya alarmantes– sino más bien grotescos para una sociedad del siglo XXI y ya era hora de que algún gobierno se tomase en serio este asunto con el afán, no sólo de paliar sus efectos, sino de erradicarlo de nuestras vidas.
Una vez más veremos modificaciones en la ley de enseñanza aunque muy parciales dado que no se dan las condiciones para un consenso amplio.
En cuanto a la RTVE parece haberse dado un golpe de timón a última hora para prevenir un desembarco de los podemitas aprendices de Goebbels –yo no me trago lo del error en la votación–.
Ya ven, el gobierno central en plena ebullición intentando mejorar las condiciones de vida –a su mejor entender– para la ciudadanía.
Por contra en otras latitudes seguimos a la caza y captura de folios y papel higiénico.
Feliz verano.
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