¿Cuándo se perdió la cordura?

¿Cuándo se perdió la cordura?

La respuesta a esta pregunta no puede buscarse en los recientes acontecimientos que se suceden en nuestros días, mas bien debemos remontarnos a finales de los años setenta y analizar como se abrió paso en nuestro país la palabra «Autonomía».

Todos nuestros anhelos, nuestras aspiraciones y convicciones mas profundas sucumbieron ante la conformación del Estado Autonómico –el cual– nació desigual y antisocial.

El sistema autonómico no hizo mas que exacerbar las diferencias pues esta era la forma de justificar sus pretensiones supremacistas de ciertas comunidades sobre otras.

Los políticos independentistas –conocedores del flujo de dinero que estaba por llegar– fueron siempre los más interesados en diferenciar en lugar de unir, enfrentar en lugar de asociar y en definitiva han sido los artífices a la hora de despertar sentimientos de odio entre ciudadanos para, de esta forma, asegurarse su posición de privilegio.

La cordura podría venir dada por parte de la ciudadanía de a pie, pero el daño de tantos años de adoctrinamiento enfocado al control social no explícito ni necesariamente coactivo, pero sí influyente; como grupos religiosos e ideológicos extremistas han dejado inerme a la sociedad.

La bisoñéz de nuestra democracia unida a un cierto complejo a la hora de aplicar las normas democráticas por los medios a su alcance por temor a ser llamados «fachas» ha tenido como resultado un retroceso del Estado ante el poder autonómico que en otros países de nuestro entorno es difícilmente entendido.

En el Estado mas descentralizado de Europa –para seguir avanzando ad infinitum– no queda otra que dinamitarlo sin contemplaciones y para ello cualquier disculpa es válida y también –como estamos viendo estos días– cualquier mentira.

El error de base ha sido no cerrar en algún momento, en alguna negociación de tantas que ha habido, el sistema autonómico.

Estamos atiborrados, en este país, de presidentes y gobiernos y todos quieren salir en la foto mas altos, mas guapos y a poder ser con mas dinero que el presidente que tienen al lado.

La razón de ser de los nacionalismos no es otra que crear fronteras, sembrar divisiones y proponerse a si mismos como «mejores» que los del otro lado del muro.

“La nacionalidad no aspira ni a la libertad ni a la prosperidad, sino que, si le es necesario, no duda en sacrificar ambas a las necesidades imperativas de la construcción nacional”.

                                                                                                                                                     Lord Acton.

 

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