Tres eran, tres, las hijas de Elena.

Tres eran, tres, las hijas de Elena; tres eran, tres, y ninguna era buena.

Esto es lo que que piensan los más pesimistas del lugar o los que se dejan influenciar por la prensa  que domina el panorama informativo canario –mayormente conservadora– sobre los candidatos a las primarias socialistas.

Es verdad que la melancolía ha teñido los últimos años de la andadura del partido, sobretodo el desarrollo posterior a la victoria electoral de 2007, la cual generó una inmensa frustración al no conseguir traducir, lo que fue un resultado histórico, en poder efectivo.

El momento pasó de largo y de nada sirve ahora discutir si podría haber sido de otra manera o buscar culpables de lo sucedido; el caso es que no pudo ser.

Una vez descabezado el partido –no importa mucho si fue por huida o por destierro– nos adentramos en la era del posibilismo político.

Este fue uno de los grandes errores –negociar y someterse a la voluntad de ATI-CC– atendiendo tan solo a la posibilidad de «tocar» poder, justificando esta manera de proceder en una pretendida acción de gobierno que compensase los delirios conservadores de los nacionalistas.

En este casamiento contra natura ganaron como siempre los desaprensivos, zarandeando a la novia desde el primer día de legislatura hasta el mismísimo cierre del baile.

En 2015 pareció reeditarse el casorio en segundas nupcias, pero esta vez, aun actuando con un excesivo buenismo –según mi opinión– se recuperó una cierta dignidad que se había vendido en la anterior legislatura y llegó irremediablemente la ruptura con ATI-CC.

Este ha sido el punto de partida para recuperar el socialismo perdido entre tanta –indigna– alfombra roja, al menos en lo que a poder autonómico se refiere pues en lo tocante a Cabildos y Ayuntamientos seguimos instalados en ese posibilismo tan «neoliberal» que va minando nuestras mas profundas convicciones.

El camino señalado por nuestros representantes autonómicos –la oposición– es el acertado si queremos rearmarnos moralmente, diseñar un proyecto que ilusione a nuestros convecinos y ganar una próximas elecciones autonómicas que se vislumbran cruciales para nuestra Comunidad.

Ubicarnos en la oposición no desmerece nuestra acción política y han de entender nuestros líderes que no se puede gobernar a costa de renegar de nuestros principios.

Comenzamos unos días de confrontación de ideas, de proyectos, de anhelos y de ilusión; pero una vez superado este trance habremos de conjurarnos en la unidad y la lealtad para servir de instrumento de cambio para nuestra sociedad y de no ser así habremos fracasado aun cuando consigamos gobernar.

 

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