En 2008 el bueno de Rajoy nos habló de «su» niña, esa que nunca ha tenido pues sus dos hijos son varones.
Esa niña, según sus propias palabras, debía tener una familia, una vivienda y unos padres con trabajo, y establecía estas tres cuestiones como un «mínimo» al que tendría derecho cualquier español bajo su mandato.
Y seguía el zagal reforzando estas tres premisas con estas palabras:
Me esforzaré para que la familia esté atendida, para que la vivienda se pueda conseguir y para que no falte el trabajo.
Siete años después y con «solamente» cuatro bajo su batuta parece que ninguna de las premisas se ha cumplido, sobretodo la que se refiere al empleo .
Como era todavía una niña no le habló de bajar impuestos o defender la sanidad y la educación públicas, y claro está que de pensiones tampoco le iba a contar nada a una «niña».
Como también se iba a ocupar de que «no faltara trabajo» no consideró oportuno ningún tipo de compromiso en subsidios, para que, pues en su particular «fantasía» no habría parados.
Pero nuestro presidente tenía muy claro cual iba a ser el futuro de su niña y ya en aquel momento, les recuerdo que esto ocurrió en 2008, vaticinó la realidad del 2015, todo un visionario.
Y nos soltó aquello de:
Quiero que se pasee (su niña) por todo el mundo sin complejos porque sabrá idiomas y llevará bajo el brazo un título universitario cotizado en todo el mundo.
Nuestros títulos no son los más cotizados pues los recortes perpetrados en el sistema universitario han devaluado en extremo nuestra, ya de por si, renqueante universidad.
El idioma, esa gran asignatura pendiente, sólo lo puedes conseguir a base de mucha «academia» particular y veranos en Inglaterra trabajando de Au Pair.
Pero hay algo en lo que Rajoy acertó de pleno:
Y lo consiguió, Rajoy consiguió echar a nuestro hijos del país a cientos, a miles, a cientos de miles.
Todas esas familias a las que él iba a «atender» aportan su cuota de juventud destinada al «exilio económico».
Hace ya dos años que comencé, como buen español, a contribuir a este exilio juvenil, ahora pasados dos años me preparo para ampliar mi colaboración.
No se a esta altura donde demonios estará la «niña» de Rajoy, pero se donde están las mías, y no están aquí.
Quién tiene que defender una fortuna, vota al PP, pero quién tiene una niña que defender, mejor que no lo haga…