Pues si, este ha sido un debate más, ni mejor ni peor, solamente uno más.
Atresmedia organizó una bonita fiesta y la publicitó hasta el extremo. Tan exagerada y pretenciosa fué la propaganda que mas que un debate parecía que se acercaba el fin del mundo.
El momento de los candidatos de camino al plató de televisión era más propio de los shows a que nos tiene acostumbrados Mediaset con su Gran Hermano, algo realmente prescindible.
¿Mucha audiencia? Pues va a ser que no. Ha sido el debate de menor audiencia desde aquel ya lejano entre González y Aznar de 1993.
¿Donde estaba entonces la razón de tanta alharaca? Vaya, que se me había pasado, el formato, que esta vez eran cuatro en lugar de dos.
Al final Atresmedia nos colocó un debate con tres aspirantes y la chica de los recados de Rajoy y se quedaron tan anchos.
Al día siguiente los programas de radio se lanzaron a diseccionar todo lo ocurrido, a saber, que si las manos, que si el ceño fruncido, que si las sonrisitas, que si el boli de uno, los pies del otro, la sudada a lo Nixon, vamos una profundidad de planteamientos apabullante.
En Onda Cero (perteneciente a Atresmedia) se les ocurrió dar entrada a los oyentes y claro se vio la realidad del asunto, los convencidos, pues eso, inamovibles y los que estaban indecisos se manifestaban mas indecisos todavía.
Está claro que algo no ha salido bien, dejando a un lado la mediocridad manifiesta de los asistentes, quizá lo que ha faltado y a dado al traste con todo el tinglado haya sido la espantada de Rajoy.
De todas formas, pasando al terreno de lo personal, a mi si que me ha servido este debate para algo, yo ya tengo claro a quien va a votar AnaPastor.