En Fuerteventura, el panorama dibujado por los partidos políticos con el anuncio de sus candidatos y listas electorales, salvo raras excepciones, ha sido desolador.
Hemos asistido a la enésima pantomima preelectoral.
Nuestros «bien amados» políticos no han hecho otra cosa que jugar al tan conocido «juego de la silla», y se las han vuelto a repartir todas, y algunos que por pudor, o por tanta historia a sus espaldas, no han podido colocarse al frente, han mandado a sus huestes a la batalla y ya recogerán los frutos.
Lo que ya es definitivo es el «enterramiento» definitivo de la renovación, regeneración o como quieran llamarle.
La legislatura que se avecina, amenaza con ser más de lo mismo, es decir, las mismas caras en diferentes sillones y a su alrededor los mismos «fieles» de siempre al calor del presupuesto público.
Se asienta en la isla la sensación de que «sí existe» esa casta política intocable, que después de diez, veinte o treinta años, atesorando el poder, no somos capaces de descabalgar de sus puestos pues se han convertido en «profesionales» resabiados y se han conformado como un grupo de amigos, da igual el partido o la ideología, cuyo único afán es vivir del erario público.
No esperen ver interesantes programas políticos, no verán uds. ningún político que avance un compromiso real de «rebaja» sustancial de sus salarios, no conseguirán tampoco que se comprometan a erradicar los «cargos de libre designación» (los enchufados), curiosamente lo que están vendiendo es que habrá menos «liberados», pero porque se lo marca la ley y aún así ya veremos.
De todas formas, en nuestras manos está revertir esta situación mediante nuestro voto, un voto que no puede ser de «resignación», Fuerteventura no se merece este maltrato por parte de los de siempre.
Fuerteventura, percibida desde el exterior como un paraíso, no consigue eliminar la lacra del paro con su mayor industria, el turismo, funcionando a todo gas.
¿Que hacen nuestros políticos? ¿Gestionar un presupuesto? Para eso nos sobra con un contable avispado, aquí necesitamos ideas, iniciativas interesantes y lo que recibimos suelen ser edificios (mamotretos) vacíos y con un futuro de dudosa rentabilidad, aunque quizá la rentabilidad que se buscaba era la del cemento, y esa ya está conseguida. En plena crisis nosotros hemos seguido adelante con nuestras obras «faraónicas» y criticando las que habían hecho los vecinos.
Sólo nos queda soñar, soñamos con un futuro mejor, más solidario y más social. Y si algo hemos de aprender es que para conseguir tus sueños has de luchar por ello.
Si puedes soñarlo, puedes tenerlo.
Cuando tus fines han dejado atrás tus sueños, a lo más que puedes aspirar es a «hacer un jardín».
Muy buen artículo. En cuanto al voto, éste NO ES VERDADERAMENTE LIBRE en nuestra isla, que es un conjunto de «pesebres» de los q ue dependen «ganado» cuyos votos están cautivos y al servicio de mangantes políticos (Y sus poderosos amiguitos del alma empresariales) que dominan las distintas instituciones-taifas insulares. Por su escasa población relativa, en Fuerteventura como en la demás islas «no capitalinas», a los «comisarios políticos» de los mandamás de turno les es relativamente fácil controlar a sus propios vecinos, saber quién es quién en cada pueblo y comarca y por dónde tira, y de acuerdo con ello, informar al cacique para que éste distribuya palos y zanahorias según sean «rebeldes» o siervos suyos y de su partido.