Quien no se ha visto paseando por el pueblo de toda la vida, ese al cual volvemos en vacaciones o en las fiestas familiares más señaladas, y sin más, al encuentro de algún paisano, este no le ha espetado sin previo aviso, ¿y tú de quién eres?
Los más jóvenes suelen poner cara de extrañeza pero los que en alguna ocasión hemos vivido estas situaciones sabemos a que se refiere y en seguida nos aprestamos a contestar, «pues yo soy de Carmiña» y si no te ubican sigues por la línea de sangre, «si, Carmiña, la de Eugenia», y entonces seguramente ya tu interlocutor dirá aquello de «ah si, Eugenia la de Manolo».
Y ya está, a partir de ese momento ya estás localizado y controlado por todo el pueblo, y te aseguro que este método es mucho más eficaz que un GPS.
Pues si, somos un país en donde la primera pregunta que nos hacen, en casi cualquier orden de la vida, suele ser ¿y tú de quién eres?
Damos por sentado que todos tenemos que ser de algo o de alguien y en este año electoral, que está todavía despegando, la preguntita está de la máxima actualidad.
En el mundo de la comunicación esta pregunta cobra una importancia esencial si lo que pretendes es informarte con un mínimo de asepsia, independencia y, en definitiva de calidad.
En los últimos meses hemos constatado como los emergentes medios de comunicación escrita, el diario, infolibre, publico y ciertos programas televisivos se olvidaban de sus pretensiones de independencia y honestidad y se pasaban descaradamente al campo de la «propaganda» dando la impresión de librar una lucha enconada por alzarse con los posibles favores que en un hipotético futuro pudiese dispensarles Pablo Iglesias.
De seguir por este camino, el futuro de estos medios no pasará de ser un simple «pasquín», es decir publicaciones de contenido sensacionalista y agraviante, alejados de la ética periodística.
La última prueba de esto la hemos tenido hace pocas horas cuando vio la luz una «supuesta» entrevista al sr. Monedero.
Es una pena que los que comenzaron tan bien y tanto nos ilusionaron hayan caído «tan bajo» y sobretodo «tan pronto».
Hoy por hoy, no tenemos que hacerle la conocida pregunta a estos medios porque conocemos la repuesta de antemano, luchan por su supervivencia y en esta tesitura el que mas y mejor hinque su rodilla lo tendrá más fácil en el futuro, o eso creen ellos.
¿Cómo era aquello,… «más vale morir de pie,…»
Permítame que le felicite, señor Ledo, por su artículo.
Sí es una pena que los medios, como algunos de los que en ellos se ganan la vida, hayan de «venderse», de «cambiar de camisa», para poder sobrevivir: el poder político y económico (casi siempre fundidos en estrecha hermandad-connivencia-provecho) imponen sus leyes, sus intereses, sus puntos de vista… Un ejemplo actual y en nuestra isla y Comunidad autónoma, lo tenemos el los amos y señores políticos y económicos (éstos, del MONOCULTIVO turístico que han IMPUESTO a nuestra isla y al resto, aunque menos, de Canarias), que han utilizado hasta la saciedad y con la mayor desvergüenza, el tema antipetrolero, con el fin de conseguir que su MONOCULTIVO lo siga siendo (Los grandes señores empresarios turísticos), y tener una gran cortina de humo y una droga eficaz para distraer y no dejar ver a la ciudadanía la catástrofe a la que la ha arrastrado la casta de desgobernantes autonómicos, que han colocado a las islas en los peores puestos del Estado español: paro, pobreza, sanidad, enseñanza… ¡Viva el fútbol, belén esteban, el folklorismo ramplón, que los demás no importa, no se ve!