Las brujas de Salem

España es terreno abonado para mesías, salvapatrias y todo tipo de adalides caudillistas.

Pero sólo cada cierto tiempo surge alguno de estos que buscan inmortalizarse y en este afán reescriben la historia bajo su muy «particular» visión.

Este tipo de persona se ve así misma como «fundador de un nuevo mundo», o como «faro de occidente», quizá esto último nos suene más.

Intentan por todos los medios crear nuevos mitos y liturgias para inculcar en el pueblo la sensación de que en la historia existe un «antes» y un «después» de ellos.

Estos tipos suelen abocar a la sociedad a una dicotomía, por una parte, los que piensan como ellos, los buenos y por otra, el resto del mundo, contra los cuales «todo vale», se les puede insultar, satanizar, achacarles todos los males del universo conocido, calificándolos de retrógrados, tradicionalistas o cualquier otro adjetivo siempre con afán peyorativo y con una saña e inquina propias de la «Santa Inquisición».

Para conseguir sus propósitos se apoyan en la popularidad y en el populismo. Dos fenómenos que poco tienen que ver con la democracia y mucho menos con la opinión pública.

La historia, sobre todo los errores históricos, suelen repetirse, ya vivió España tiempos de poder absoluto de los Inquisidores, de falsos juicios y de hogueras infames.

También hemos sufrido décadas de gobiernos paternalistas y no creo que nos merezcamos más Caudillos que se dicen puros y castos y que su vez defienden comportamientos poco éticos de su círculo más próximo cual «guardia pretoriana» que devolverá con su propia vida los favores recibidos de su César.

 Esto es lo que se está fraguando en nuestro país, una caza de brujas colosal, el siguiente paso será «vigilar» a tu vecino y si no es puro y casto a imagen y semejanza del mesías,… a la hoguera.

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