Ya estamos aquí, se acabó el típico parón estival español, porque para esto de las vacaciones y las fiestas «todos» somos españoles y católicos, después ya tiraremos contra los curas, pero que no nos quiten el día del Carmen, el Rosario, la Candelaria, y…..
Cuanto hipócrita anda suelto por ahí,… Pero bueno, esto ya lo sabiamos.
Este mes de Agosto ha estado más animado de lo habitual, los sinsabores económicos nos han traído de cabeza. Y se ha rematado el mes con un corre corre para echarle un borroncito a la Constitución.
Y aquí si que se calentó el ambiente, por que de repente todos estos politiquillos de tres al cuarto, para más señas, pseudo nacionalistas, radicales y el ínclito Llamazares, (es que este pobre está en todas) se dieron cuenta de que se acaba la quimera del país rico que nada en la abundancia y que permite la construcción de trenes que van a toda pastilla a ningún sitio, aeropuertos convertidos en museos, sin haber recibido nunca un avión, televisiones autonómicas y locales pagadas por todos nosotros para propagar consignas partidarias, «embajadas» de independentismos trasnochados, sueldos millonarios, y sindicatos subvencionados, y ….
Y todo este revuelo porque alguno que ha entrado en razón ha dicho lo que todos los que trabajamos sabemos, «no podemos gastar más de lo que tenemos».
Pero somos un pueblo especial, está claro, queremos gastar lo que nos venga en gana y si no tenemos dinero pues lo pedimos. Y ahí tenemos el problema, cuando no nos quieren prestar, pues nos enfadamos, y exigimos.
Es decir, no tengo un duro porque me lo he gastado en golosinas, le pido a mi cuñado 50 €, y como me dice que no, le doy una colleja. Que desfachatez.
Cuanta razón tienes Javier, perfectamente eexpresado. Un abrazo.
Estoy de acuerdo con lo que escribes. Será difícil que se abandone esta mentalidad…
Pero es que no es tan simple la cosa…
Esa «lógica» de «no poder gastar lo que no tenemos» me parece de lo más perversa..
Es que resulta que en esa «casa» se han ido abandonando los ingresos que más daban: antes telefónica, por ejemplo, ahora loterías, aeropuertos (pero elegidos)…
Y ahora se pretende aplicar una lógica mercantilista a algo que no la puede tener, lo público, por ejemplo prestaciones sociales, educación y sanidad publicas, no puede, no debe, dar beneficios, porque son derechos sociales conseguidos asociados al estado del bienestar. Consecuencia: lo público pierde calidad, a privatizar aún más y quien pueda pagarlo que lo haga, y quien no.
Y ahora la misma constitución que ha sido absolutamente intocable se cambia alegremente por un acuerdo entre supuestos enemigos irreconciliables, que para unirse en esto no han dudado.
Y sin consultar al pueblo ¿quienes se han creído que son? ¿qué nos quedará por ver? Penoso.