Hace unos meses en un programa radiofónico se abordaba el asunto del negocio farmacéutico y su impacto en las cuentas públicas de las autonomías.
Se constataba por parte de los técnicos el incremento desmesurado del gasto, pero éste no podía imputarse totalmente a un aumento del consumo.
Entonces, ¿Que otro factor podía influir tanto como para incrementar el gasto farmacéutico tan significativamente?
El factor en cuestión no es otro que la «negociación» del precio con los proveedores.
Eliminando cualquier posible atisbo de corrupción, comisionistas o intermediarios «extra», aun queda una variable que juega en contra de la administración autonómica, el «tamaño».
España no es un país excesivamente grande y al subdividirlo en 17 compradores independientes hemos perdido la posibilidad de presionar los precios a la baja en función de nuestro volumen de compra. Dicho llanamente, cada autonomía negociando directamente con la «industria» farmacéutica tiene todas las de perder.
En estos últimos días arrecia la guerra entre la compañía aérea RYANAIR y la Comunidad de Cataluña por la subvención-chantaje que le exige esta empresa para seguir volando a Gerona.
Este mismo problema lo hemos vivido hace muy poco tiempo en Fuerteventura y se reproduce todos los años en las diversas comunidades a las que vuela esta aerolínea.
El método de esta empresa es sencillo, se basa en el «divide y vencerás», se negocia con cada comunidad por separado y así tu «volumen» de negocio se convierte en tu mejor aliado, pasando a ser la autonomía en cuestión un mero rehén de la compañía aérea.
Curiosamente el problema en ambos casos es el mismo, el ínfimo tamaño de las comunidades autónomas las deja a merced de cualquier empresa con un volumen relativamente importante de negocio.
De negociar conjuntamente, la amenazada seria la empresa pues vería peligrar de una sola vez casi el 30% de su negocio total y tendría que rebajar sus pretensiones para seguir en el mercado español.
El caso para las farmacéuticas, reconocido por ellas mismas, seria muy similar, no es lo mismo negociar precios para un mercado de 40.000.000 de personas que hacerlo para un mercado de 2.000.000, en este ultimo caso las aspirinas nos saldrán mas caras.
Con motivo de la crisis, los techos de gasto y los errores del gobierno, las comunidades se han visto en la obligación de devolver unos dinerillos que habían recibido de mas.
Y claro como le han tocado la cartera alguno amenaza con devolver competencias. Y aunque no comparto las razones esgrimidas para este berrinche, queda claro que en muchos casos ahorraríamos mucho dinero, de ese que no tenemos y hemos de pedir, si «ciertas» cuestiones se gestionasen de forma mas organizada.
¿Seria una solución devolver algunas competencia? ¿Evitaríamos de esta forma algún recorte excesivo en Sanidad por ejemplo? Puede ser. No creo que en la situación en que nos encontramos podamos obviar ninguna posibilidad.
Los reinos de taifas son caros de mantener y en este país no tenemos oro, ni petróleo, ni plata, ni gas, ni nada que se le parezca, así que sólo nos queda una «ahorrar» no solamente recortando sino también mejorando en la gestión y si hemos de admitir que nos equivocamos al diseñar el sistema autonómico pues seamos valientes, admitamos el error y busquemos soluciones.
El problema es que nuestra forma de ser siempre nos lleva por el camino del «sostenella y no enmendalla». Triste pero cierto.
Yo siempre lo digo, las autonomías nos salen muy caras. Además en un mundo donde se busca la unión, como la unión de los países en un conjunto llamado Europa, la unión de las monedas de estos países en la moneda llamada Euro para así tener una mayor fuerza cara al resto de los países, España se divide en comunidades.
Yo creo que esto es navegar contra corriente,como siempre.