La desvergüenza política inunda Fuerteventura

La desvergüenza politica inunda Fuerteventura.

No es nada nuevo y es verdad que –aun siendo lícito– no deja de ser chocante el «meneo» al que nos someten los políticos en las previas de las elecciones.

Una vez más tenemos que prepararnos para ser testigos de la aplicación del «todo vale» con tal de conseguir un puesto que me permita vivir sin trabajar.

No es de recibo que media ATI-CC se nos anuncien ahora como pupilos de Albert Rivera con un desparpajo y una desvergüenza que rayan en el insulto a la ciudadanía.

¿Donde se habrán quedado todos esos postulados nacionalistas que decían defender?

Si llegamos a ver a Herrera y Montelongo –entre otras perlas– juntos en la misma trinchera podremos decir sin temor a equivocarnos que la política insular habrá traspasado la línea de la infamia, el descrédito y la deshonra, una vez más.

Podemos aceptar que los políticos «evolucionen» y puedan redirigir sus convicciones pero siempre dentro de una perspectiva de fondo similar, sin esperpenpénticos giros ideológicos que no hacen más que provocar la hilaridad y la carcajada entre los ciudadanos. Para muestra un botón, ¿alguien –en su sano juicio– puede tomarse en serio a Verstrynge?

Los que se dedican a este tipo de operaciones de desembarco político a cada rato no son –y nunca han sido– verdaderos políticos. No son más que el producto de una casualidad.

En un momento determinado hace ya muchos años se encontraron una oportunidad y la aprovecharon en su propio beneficio y el de sus allegados, creando una red clientelar que les ha permitido saltar de partido en partido siempre que se iban quedando sin mamandurria en el suyo propio.

Este tipo de «animal político» es el que solamente se defiende a si mismo, no esperen nunca que esta gente luche por la sanidad, la educación, las pensiones o cualquier otra necesidad que podamos tener los que vivimos aquí.

Lo cierto es que estos políticos de chichinabo abundan hoy día y una vez que se ha dado el pistoletazo de salida, todos correrán para hacerse con los mejores sillones que sus cortas entendederas puedan proporcionarles.

Este es el nivel político que rige nuestras vidas y así se entiende –y sólo así– que todavía hoy –pasados mas de veinte años– sigamos disfrutando de un hospital deficiente, una educación deficiente, unas infraestructuras de comunicación deficientes y en general de unos servicios sociales penosos en nuestra isla.

Seguiremos con atención los trasvases, los fichajes y hasta las expulsiones de algunos y una vez que todo se haya asentado y la polvareda se disipe,… Volveremos a votarles!!!

No tenemos remedio o a lo mejor es que tenemos lo que nos merecemos, que no es otra cosa que unos políticos de chichinabo.

 

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