El día después, ese será el más importante

El día después. Ese será el más importante para vislumbrar el posible futuro del Partido Socialista.

Independientemente de quien gane el proceso de primarias oiremos las sacrosantas y archiconocidas palabras, integración, unidad, incorporación de los derrotados, etc,…

Si fuese de esta manera ¿que sentido tendría el proceso en si mismo?

Se presentan los candidatos con sus respectivos programas –bueno Susana Díaz todavía se lo está pensando– y una vez que triunfe uno de ellos ¿hemos de obligarle a integrar en su equipo a personas que no creen en el Secretario General?

Ya hay «barones» que públicamente se han manifestado contrarios a acatar las decisiones de una ejecutiva dirigida por Pedro Sanchez, ¿que hacemos sobre esto?, ¿los integramos también?

La encrucijada del PSOE se abordará el día después y se requerirá de grandes esfuerzos para no acabar siendo víctimas de una fractura irreversible.

Los ganadores han de ser generosos –es verdad– pero esta generosidad no debe hipotecar ni un ápice su proyecto.

El Partido Socialista se asomará al abismo el proximo día 21 y definirá ese mismo día su futuro más inmediato.

No es un día para mirar atrás, los logros y victorias pasadas no van a revivir en un futuro próximo y quien quiera enardecer al militante prometiéndole el acceso directo a la Moncloa está verdaderamente equivocada.

La ventaja estratégica que hemos concedido al Partido Popular con nuestra estúpida abstención requerirá mucho tiempo y trabajo para ser anulada.

Posiblemente un equipo joven, de izquierdas, bien asesorado y con el suficiente pudor para cumplir con la palabra dada pueda acometer esa tarea y hacer resurgir un Partido Socialista fuerte, con ideas propias, capacidad de compromiso y decidido a acabar con el anquilosamiento que produce el aparato interno que hoy hemos de sufrir.

A cualquiera que lea estas líneas le quedará meridianamente claro que esta organización no puede regirse ya con ideas ancladas en la resaca del 82.

Ha pasado el tiempo de «baronías» y jarrones chinos. Ha de construirse un renovado partido y si alguien se empecina en querer reverdecer los laureles de Felipe, Guerra, Rubalcaba, etc,… se equivoca sobremanera.

Han de ocupar un primer plano las peticiones de la clase trabajadora y nunca las imposiciones de la vieja guardia.

 

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