Este ha sido un fin de semana de congresos y la dosis que nos han suministrado los medios de comunicación ha sido tan alta que hemos estado al borde de la indigestión.
Hemos tenido para todos los gustos y de todos los sabores y hasta ha habido «no-congresos», una variante a la española.
A la búlgara
Así nos dicen que ha sido el congreso celebrado por el PP –a la búlgara– y la verdad que ha resultado un poco soso, se presentaba Rajoy contra si mismo y ganó de calle.
Cuando te mecen las brisas del poder todo es mucho más tranquilo, los repartos son mas sencillos y las posibles rencillas se guardan para mejor ocasión.
El debate se menosprecia y los estómagos agradecidos aplauden con júbilo al líder, pues de su mano comen.
Aún así, los que esperan que se produzca la caída de Rajoy tienen razones para la esperanza pues el líder ha visto recortado su apoyo que pasa del 97% de 2012 al 95% de 2017.
Todo un batacazo, bueno ahora en serio ¿pueden estar tantas personas tan ciegas como para votar a semejante «líder»?
Nos tendremos que tragar a este PP, al menos, otros 8 años pues en el horizonte no se vislumbra –por el momento– oposición seria y recalco «seria» que pueda quebrar el discurrir de este gobierno.
El búlgaro
Iglesias fue refrendado en el liderazgo del partido podemita por un 89% de los votos.
Ya disponemos de dos datos prácticamente iguales –Rajoy 95% e Iglesias 89%– y así las cosas lo de Rajoy es un congreso a la búlgara y lo de Iglesias un congreso democrático.
La diferencia real entre los dos congresos se puede establecer en el «momento» que escoge cada líder para defenestrar a sus adversarios, en el PP llegan con todo atado y en Podemos llegarán ahora las purgas típicas de los vencedores al igual que ocurriera en Madrid por ejemplo.
Así las cosas Pablo –el búlgaro– se nos está presentando como el alumno más aventajado de Mariano, y éste feliz pues los podemitas tirando al monte dejan de ser un contrincante a tener en cuenta pues su única meta es, como siempre, vencer al Psoe.
Con este congreso han conseguido situarse en el mismo espacio que ha ocupado IU durante muchos años y una vez ocupado su nicho de mercado pasarán a tener sus mismos resultados.
Si siguen en esta deriva quizá tenga que volver Anguita a la política para salvar a este «viejo» partido de la «nueva» política.
Podría ser un espectáculo divertido, Anguita entrando bajo palio a ocupar su espacio a la diestra de Rajoy con Iglesias portando las arras matrimoniales.
El no-congreso
También hemos tenido una variedad nueva en la cual se reúne mucha gente en un sitio y otro montón en otro sitio distinto –todos amigos– y todos cabreados con los del otro bando.
Un no-congreso es un nuevo concepto socialista que se basa en tirarse los trastos unos a otros pero de lejos para no correr peligro.
Es triste ver como se dilata en el tiempo una solución congresual para el partido con mas arraigo en la sociedad española y hoy por hoy el único que podría conciliar las ideas más enfrentadas de este país.
La Casa del Pueblo parece un erial y ante el desconcierto de los cargos orgánicos del partido los representantes públicos campan a sus anchas.
Aquí está claro que no hay búlgaros aunque alguna búlgara lo intenta.
El único congreso que no se ha celebrado este fin de semana es el que mas necesita este país pues entre las políticas de agresivos recortes de unos y la incompetencia de los otros ha de situarse el socialismo de los derechos sociales y del estado del bienestar, ese que no garantizan ni el PP, por definición, ni Podemos por incompetentes.