En el limbo político, ahí se encuentra el partido socialista desde hace ya demasiado tiempo.
El limbo –según la teología católica– es el mundo entre los vivos y los muertos, es decir, el socialismo español no está muerto pero dista mucho de estar realmente vivo.
Ni chicha ni limoná y además a cualquier nivel, sea nacional, autonómico o municipal los resultados son los mismos.
En nuestra comunidad, después del arranque de dignidad provocado por las múltiples humillaciones diarias de ATI-CC parece que la resignación invade el ánimo socialista.
El calendario interno de los diversos partidos políticos –todos ellos pendientes de sus respectivos congresos– está consiguiendo que un gobierno apoyado solamente por el 30% del parlamento consuma los días sin mayor problema ni desasosiego.
La ultima escaramuza –el reparto del Fdcan– ha conseguido avivar la codicia de alcaldes y consejeros cabildicios independientemente del grupo político en el que militen y así, hábilmente, Clavijo –el encargado– ha conseguido convertir nuestra comunidad en un Reino de Taifas económico por «sólo» 160 millones, en el que nada importan ni la cohesión social ni el bien común y mucho menos cualquier planteamiento ideológico.
La limosna repartida por Clavijo ha conseguido enfrentar a buenos compañeros entre si y ha deshabilitado por el momento cualquier movimiento coordinado para articular una moción de censura que cada día se intuye más necesaria.
El Partido Socialista Canario debería entender de una vez por todas que Canarias no puede seguir a la espera de una solución indefinidamente.
El partido más votado por los canarios debe cuanto antes definir su posición y aceptar su responsabilidad con sus votantes.
En su peor momento ATI-CC sigue manipulando la vida política canaria y el resto de las fuerzas políticas no hacen nada. Este podría ser el resumen de lo que ocurre por aquí.
Tenemos que dejar atrás el limbo, o volvemos cuanto antes al mundo de los vivos o definitivamente estaremos muertos para los restos.