En la década de los 90 nuestro particular mundo tecnológico giraba en torno a lo que quisiera ofrecernos la todopoderosa Microsoft de la mano de su plataforma de escritorio –Windows– o de sus herramientas ofimáticas –Word, Excel, Access, etc,…–.
Dada su posición de preponderancia en el panorama mundial y sus evidentes maniobras monopolísticas comenzaron a resentirse otras empresas tecnológicas de la época –Netscape– y esto provocó las primeras denuncias ante las autoridades antimonopolio en Europa.
Comenzaba de esta manera un calvario para la anteriormente todopoderosa Microsoft asediada por pleitos y decisiones de tribunales que poco o nada entendían de tecnología.
Una de las luchas más visibles para el público en general fue la que mantuvo para defender la preeminencia de su navegador «Internet Explorer» frente a su gran competidor de la época «Netscape».
Pero porqué llegó Microsoft a este momento tan crítico? Por falta de competidores.
Y como solucionó ese déficit? Invirtiendo.
El problema era la falta de competencia y su consecuencia más directa las restricciones por parte de todas las administraciones públicas.
Aprovechando el final de los años oscuros de Apple y una petición –más bien exigencia– por parte de Jobs, Microsoft invirtió uno cientos de millones en su más feroz competidor de antaño buscando precisamente tener otra vez un competidor que la librara de sus problemas con las leyes antimonopolio.
El mismo esquema parece haber seguido Mariano Rajoy pues una vez definido el enemigo a batir –PSOE– se ha dedicado por todos los medios posibles a invertir en esa criatura informe que es Podemos, pero esta vez el fin es diametralmente opuesto pues su objetivo es convertirse en fuerza hegemónica durante al menos otros cuatro años más.
Hasta el momento la jugada le está saliendo a la perfección y todo parece encaminado a que, o solo o con el apoyo de C’s, conseguirá otra mayoría absoluta en los comicios que se avecinan. Y es más yo no descartaría algún ministro podemita en el próximo gobierno del PP –#ironíaon–.
Ironías aparte lo que tenemos claro a estas alturas es la connivencia de PP y Podemos en estos últimos meses dejando ambos partidos a un lado cualquier preocupación por los problemas del pueblo al que tanto nombran y «utilizan».
La operación podemita le ha salido al PP de cine y parece que incluso estarían dispuesto a gobernar sin volver a las urnas como «mal menor» al frente de una coalición en la que se integrase el PSOE.
El futuro se torna incierto y si desembocamos en una nueva cita electoral Mariano Rajoy volverá a ser nuestro presidente gracias a los «palmeros» podemitas.
Que se podía esperar de un partido de pijo-progres-ilustrados?
Siempre que ha ganado la derecha, ha sido principalmente por la desunión de la izquierda.
Los que se llaman a sí mismos » izquierda verdadera», persiguiendo el «Toddy o nada» que decía una campaña publicitaria, nos quedábamos con el nada.
Pero ahora, la cosa ha cambiado. Ya no se persigue por parte de «la izquierda verdadera» la utopía, se persigue quitar al Psoe para ocupar su sitio. Eso aunque hayan cientos de miles de familias viviendo en la más absoluta miseria.
Hablan mucho y a veces con razón, pero hacen lo contrario. O mando yo o prefiero que no mande nadie.
Al final, va a resultar que el nombre de Podemos, va a ser correcto. Pero no porque puedan hacer que la gente viva mejor, pueden, (y de hecho lo están consiguiendo), que todo siga igual. Prefieren mil veces al PP que al Psoe, porque con el PP en el gobierno, viven mejor. Ya pasó con Anguita. Si les quitas a quien atacar, se quedan sin alicientes. Porque atacar al Psoe, no les hace el mismo efecto ante las masas.
Con el PP, viven mejor, critican con más razonamientos y con ello, ganan adeptos.
Viva el PP. Viva Podemos y lo demás… lo demás; ?Qué importa?
Totalmente de acuerdo, lo triste es que habrá que prepararse para otra mayoría absoluta del PP. Gracias mil a Pablo Manuel.