Podemos, parece que fue ayer

Parece que fue ayer cuando el país asistía boquiabierto a la ascensión meteórica de Pablo Iglesias y los suyos, cabalgando a lomos de la frustración de muchos ciudadanos y, sobre todo, de muchas»medias verdades» y eslóganes trasnochados más propios de los años sesenta.

En aquellos días mi sensación era la de que un grupo de «ilustrados» había visto la oportunidad de conseguir notoriedad y unos pingües beneficios.

El objetivo estaba claro, sustituir al Psoe, rescatando la célebre teoría del «sorpaso» de la era Anguita.

Y la estrategia para conseguirlo no era otra que «canibalizar» la estructura nacional de IU, contando para ello con importantes infiltrados en las filas enemigas.

La resistencia ofrecida por parte de Garzón y los suyos a dado al traste con todo el tinglado. Un año y medio después Iglesias y sus acólitos se encuentran sin una estructura de partido reconocible y se multiplican las disensiones internas e incluso las dimisiones de muchos de sus dirigentes.

En cuanto a sus expectativas electorales se resumen en dos objetivos, el primero no perder el rebufo de Ciudadanos y el segundo ganar, aunque sea por la mínima, a sus «casi» compañeros de IU.

Triste balance para quien quería «tomar el cielo por asalto».

Hoy, dieciocho meses después de todo aquello, ya podemos escuchar, incluso a dirigentes de la organización, manifestar su descontento  e incluso su oposición a realizar campaña en favor de Podemos.

Desde el primer día estaba claro que un partido basado fundamentalmente en la propagación del odio al contrario no iba a tener un gran futuro.

Por otra parte, al igual que en su momento UPyD fue fruto del despecho, el grupo fundador de Podemos no son más que antiguos militantes de IU y Psoe, que en sus propios partidos no habían conseguido materializar su ansia de notoriedad.

Está bien «zarandear» a la sociedad para provocar su reacción ante la corrupción y los recortes, pero en sólo 18 meses hemos podido constatar que la mayor parte de lo que nos han querido vender no era más que humo y que una vez conseguidos los mínimos objetivos electorales han aparecido en sus filas los mismos «tics» de la otrora denominada «casta».

En resumen, Podemos ha sido una gran decepción.

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