Sal ahí, y cambia el mundo

Llevamos un par de semanas de un ajetreo politico sin precedentes, fruto de lo apretado de los resultados electorales y la dispersión del voto.

Los electores han hablado y el panorama que han dibujado con sus papeletas pronostica cuatro años de problemas de inestabilidad municipal cuando no de una ingente cantidad de mociones de censura.

El 24M nos ha dejado inmersos en una maraña de declaraciones políticas, a cual más vacía, encaminadas todas ellas a mostrar fortaleza donde no hay mas que debilidad.

Se dibuja en el horizonte una etapa convulsa, no por caótica, sino más bien por que será el inicio de nuevos tiempos para nuestro país.

La desaparición anunciada de UPyD e IU, espacio que será ocupado por Podemos (no sabemos exactamente si los de arriba o los de abajo) y la más que segura disgregación de la derecha por primera vez en muchos años serán las líneas maestras del espectro político que se avecina.

La única incognita a día de hoy es lo que ocurrirá en la izquierda, el PSOE, aún renqueante, sigue a la búsqueda de coherencia, cohesión y confianza, tres propiedades imprescindibles para seguir adelante representando a la mayoría social de este país.

Todos los partidos políticos están siendo cautelosos con los pactos que han de conformarse, incluso algunos sitúan «sus» intereses muy por encima del bien común de la sociedad.

Después de la crisis, los recortes, la corrupción, el paro y los desahucios buscamos a alguien incorruptible, un héroe o una heroína, alguien a quien podamos decirle, sal ahí fuera y cambia el mundo.

La cuestion primordial que ha de proponerse nuestro héroe no es conseguir que un militante cobre un buen sueldo sino que los ciudadanos vivan una vida digna.

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