Hay momentos en los que la tarea de actualizar este blog se vive como una especie de pesadilla u obligación sobrevenida, una responsabilidad que se materializa sólo ante uno mismo y dada la «aparente» inutilidad de la prédica corre uno el riesgo cierto de abandonar esta brega.
Situarse ante la actualidad política e intentar discernir lo que de verdad ocurre tras los fuegos de artificio que se marcan los políticos no es tarea fácil y además es arriesgada.
Los «desajustes» sociales son tantos y hay tanto listillo metido a político que se hace difícil, muy difícil, encontrar alguien en quien confiar a la hora de acercarse a las urnas.
Y estos son los tiempos que se avecinan, tiempos de urnas, de toma de decisiones, de errores y de contubernios.
Los medios de comunicación nos sirven en bandeja, a diario, la situación de los candidatos ante la ley y el resultado es desolador. Es paradigmático el caso del Ayuntamiento de La Oliva con 5 cabezas de lista imputados de 8 posibles, casi un pleno.
Por toda la geografía autonómica van cayendo figuras y figurines fruto de la avaricia, la codicia o simplemente la soberbia.
Ante este panorama yo he propuesto, más bien predicado en el desierto, la necesidad de cambio radical y regeneración de los partidos políticos, para lo cual se hacen imprescindibles ciertas cualidades, entre otras, la pasión, el coraje y la honestidad, incluso por encima de la preparación o la experiencia.
Veamos, necesitamos un político/a joven, apasionado, con un mínimo de experiencia, valiente, arrojado y honesto, sobretodo honesto.
Yo les propongo un nombre, Patricia Hernández.
Pasión le sobra, no hay más que escuchar cualquiera de sus intervenciones.
El coraje lo ha demostrado con suficiencia, incluso dentro de su propia organización.
La valentía y la honestidad de su apuesta la iremos descubriendo en los meses venideros puesto que las dificultades a las que habrá de enfrentarse serán importantes.
La renovación del entramado político de la comunidad no será tarea fácil pero una persona joven y con ganas puede conseguirlo y nuestra obligación como ciudadanos es apostar por las tres cualidades que antes les proponía, «pasión, coraje y honestidad».
¿Hay acaso otro candidato que reuna estas cualidades?