Pasadas las vacaciones se ha disparado la actividad política en nuestro país con la meta de las próximas elecciones en el horizonte.
Los políticos no han perdido el tiempo para enzarzarse en sus discusiones de patio de colegio, además han pasado ya a la fase del «puedo prometer y prometo», que después ya veremos.
Yo prefiero revisar lo realizado en los últimos años y actuar en consecuencia, de esta forma, lograremos promocionar a los políticos que hayan sabido trabajar en aras de la comunidad.
En el gobierno de nuestra isla -ya tendremos tiempo de ampliar horizontes-, encuentro dos áreas en concreto que destacan por sus buenos resultados, la primera es la política desarrollada en materia de turismo, pieza clave para la economía insular.
El incremento del número de visitantes, las nuevas líneas aéreas y la promoción de nuestra isla en el exterior excede con mucho las expectativas mas halagüeñas.
El titular de esta Consejería y también Vicepresidente insular ha conseguido, con trabajo y esfuerzo levantar una política turística coherente y eficaz.
Otra de las áreas a considerar por sus buenos resultados es la de cultura, un ámbito olvidado en anteriores legislaturas y que sin embargo en estos últimos cuatro años ha salido del ostracismo al que estaba relegado.
En resumen, tanto la política turística como la cultural han estado en buenas manos en esta pasada legislatura y debe ser esta razón y no otras las que nos lleven a decidir el sentido de nuestro voto.
Si el resto de Consejerías hubiesen trabajado coordinadas quizá se hubiesen conseguido aún mejores resultados, imaginan uds. que ¿además de traer turistas les preparamos una carretera decente para moverse por la isla?
O que, ¿una vez que hemos aprobado el colosal gasto del palacio de congresos, fuésemos capaces de acabarlo? Quizá ciertos actos culturales lucirían mucho mejor.
Pero de esto no tienen culpa, ni el consejero de turismo ni el de cultura, si no más bien otros que andan estos días buscando «echadero».