Las líneas rojas de los partidos políticos están siempre un paso más allá cuando los implicados son ellos mismos. Los últimos en confirmar esta ley hasta ahora habían sido los chicos de Podemos con el amigo Monedero al frente, dejándonos bien claro que habiendo dinero por medio son todos iguales.
En este orden de cosas, del Partido Popular no vamos a hablar pues son un caso perdido.
Con el caso de Tomás Gómez, más allá de sus verdaderas motivaciones, parecía que Pedro Sanchez se había pasado por el cuarto de la limpieza y comenzaba la tan típica limpieza de primavera en pleno invierno, pero no.
El ya mítico caso de los ERE de Andalucía ha soltado un nuevo zarpazo y si aplicáramos a este caso los mismos criterios que se le aplicaron al de Tomás Gómez, los expresidentes Chaves y Griñan estarían fuera de la vida política de este país.
Pero como hemos podido comprobar no ha sido así y la línea roja se ha corrido un poquito más allá.
La semana pasada se actuaba preventivamente por meras sospechas, pero esta semana ante la certeza de lo ocurrido la decepción ha sido importante.
Siempre habrá algún histórico que salga con ideas peregrinas como lo de lavar los trapos sucios en casa y todo eso, pero no cuela.
Los tiempos están cambiando, ya era hora, el que la hace la paga y algunos ya están tardando mucho en pagar.
El PSOE está al límite, la incoherencia de algunas de sus últimas decisiones y la resistencia numantina ante la renovación, hacen peligrar su propia existencia.
Si seguimos en esta línea habrá que ir pensando en reconstruir un partido, como poco, a ocho años vista y no sólo a nivel nacional pues aquí en nuestra isla las cosas no pintan mucho mejor para el Partido Socialista.
No estoy de acuerdo… con el final. Pero sí con el resto del post. Creo que la mucha, mayoritaria, gente socialista de verdad, honesta, que está en el PSOE no tienen porqué esperar 8 años. Les basta con levantarse, tumbar el perraje que está mandando en el partido y hacer que el PSOE recupere el lugar que le corresponde en la izquierda en el estado español y que nuca debió jaber perdido. No hay tiempo que perder. Ni ocho años, ni ochos días. Salud y república.