
Un abanico de posibilidades inmensas.
Pues es verdad, un abanico de posibilidades inmensas se abrió el pasado 26 de mayo de 2019.
En ese momento la ciudadanía consideró que era hora de cerrar una etapa que ya no tenía sentido en una sociedad moderna.
Los atavismos nacionalistas no tienen cabida en una sociedad del conocimiento como la que disfrutamos en estos momentos.
La diversidad de opiniones, pareceres y pensamientos –lejos de lo que algunos creen– es un valor fundamental en la política de estos días.
Y esta diversidad es también la garantía que nos permitirá regenerar la política, entendida esta como refugio de «conseguidores» e intereses particulares.
Las instituciones –sobretodo las mas cercanas a la ciudadanía– deben velar por el bienestar del pueblo, el progreso y el bien común.
Los cambios que se han producido en este último año en nuestras instituciones obedecen precisamente al ansia de este pueblo –sobretodo– de justicia.
Han sido muchos años de clientelismo y revertir esta dinámica requiere de decisiones drásticas y –sobretodo– cumplir las leyes.
La diversidad de partidos que componen algunas de las corporaciones de la isla es en si misma la mejor prueba de la fortaleza de la actual política.
Este año 2020 enterrará definitivamente las viejas tramas políticas, la dejadez en la gestión de los servicios públicos, el abandono de nuestras infraestructuras y la desidia ante los problemas sociales mas acuciantes como el paro y la escasez de vivienda.
Pero volvamos al pasado 26 de mayo.
Hacía ya tiempo que estábamos acostumbrados al producto envasado, ese que comprábamos casi sin fijarnos en sus características y consumíamos con fruición y sin pensar –sobretodo sin pensar–.
Y llegó 2019 y en lugar de comprar nuestras lentejas de toda la vida bien envasadas y etiquetadas se nos ocurrió volver al pasado y comprar lentejas a granel, ¿se acuerdan? Aquellas que tu madre te ponía encima de la mesa y luego te explicaba que como aquello venía todo mezclado había que revisar y separar todo lo que no fuera comestible.
Y así nos pasábamos el rato escogiendo –con criterio– y separando el grano de la paja.
El proceso es tedioso pero el resultado es que los mejores granos, las mejores lentejas son las que acaban en el puchero y es con esas con las que se puede hacer una buena comida.
Es verdad que nunca había necesitado seis meses para separar el grano de la paja.
Ahora es cuando podremos materializar todas esas posibilidades inmensas que se nos abrieron en mayo, ahora es cuando se podrán definir políticas sociales efectivas, ahora es cuando se podrá acometer una política decidida de modernización de la administración digital y acompasarla al inevitable reforzamiento de los recursos humanos disponibles.
Es el momento de repensar nuestra ciudad y transformarla en un lugar agradable de vivir, accesible, dinámico y que atienda las necesidades básicas de la ciudadanía. En otra palabras, se acabó el urbanismo de servilleta.
Las infraestructuras que se han de acometer no pueden estar al albur de «ocurrencias» o intereses particulares.
Estas –y muchas otras– son las posibilidades que conforman este abanico municipal.
Es verdad que existen mas abanicos, existen aquellos que quieren que todo siga como hasta ahora, que no se mueva nada que no sea para el «amejoramiento» de sus propios y sus amigos.
A estos me permito recomendarles que arrimen el hombro y colaboren en la mejora de las condiciones de vida de nuestro pueblo porque esa política de «yo o el caos» no podrán sostenerla por mucho mas tiempo.
Lo dicho, se abre un abanico de posibilidades inmensas, no lo dejemos escapar.
Fuerza y honor.