Confianza plena.
Dos palabras con muy mala prensa pues suelen ser la antesala del despido, cese –o en el mejor de los casos– la dimisión por asuntos privados.
La derechona –a estas alturas no se puede hablar de derecha en España pues no existe– no entiende de responsabilidad nacional cuando emprende una batalla y para ellos siempre rigen las ya famosas palabras de Montoro, que nos desveló Ana Oramas, «que caiga España que ya la levantaremos nosotros«.
Estamos asistiendo a un feroz ataque de todos los medios de prensa adscritos a lo más rancio del patio nacional con el único afán de derribar a un gobierno legitimo.
Lo que estamos sufriendo no es una labor de oposición leal y constructiva para colaborar en el buen desarrollo de la vida política de este país –como debería ser– lo que vivimos día a día no es más que una reacción furibunda y revanchista típica de los que se creen dueños de este país por encima de las normas democráticas que nos rigen.
Esto es fruto de una mirada cortoplacista que basa todo su trabajo político en provocar una nuevas elecciones caiga quien caiga.
No encontraremos –por mucho que busquemos– propuestas o colaboración por parte de PP o C’s, sólo asistiremos a la puesta en marcha de la máquina del fango, pues en esos menesteres son expertos estos señores.
Con este panorama por la derecha no queda otra que mirar hacia el resto del arco parlamentario, y por ese lado encontramos un paisaje desolador, populistas en decadencia (los más peligrosos) y nacionalistas engañabobos y acobardados.
Todos ellos dispuestos a aniquilar a un gobierno decente –que peca en exceso de buenismo– en aras de asegurarse un resultado electoral que les permita pagar sus jugosas hipotecas.
El actual gobierno intenta llevar adelante su labor enfrentado a sus adversarios naturales –la derecha– y a sus propios apoyos y de esta manera resultará imposible mantener un rumbo cierto para el país y que se mantenga la recuperación económica.
En las últimas elecciones legislativas se consolidó el actual reparto de votos debilitando el bipartidismo.
Pero este fenómeno no ha sido entendido por nuestros políticos y nos ha llevado a la creación de dos bloques enfrentados y a su vez fragmentados internamente y a mi juicio los electores no han buscado una política de bloques enfrentados, muy al contrario la merma de poder de cada partido debería haber propiciado la búsqueda de acuerdos desde la pluralidad y la discrepancia existentes.
Si no se consiguen acuerdos entre distintos, si no conseguimos aunar esfuerzos desde visiones políticas diferentes, habremos fracasado en este nuevo diseño del mapa electoral y no quedará mas opción que la vuelta al bipartidismo de antaño pues habremos demostrado que no sabemos colaborar y que lo nuestro mas que gobernar es mandar.
Confianza plena, peligrosas palabras que pueden ser premonitorias de un anticipo electoral no deseado.