No molesten por favor, este parece ser el mensaje que emiten desde el Congreso nuestros flamantes diputados electos.
La situación no es nueva, vamos ya camino de un año inmersos en esta realidad inaudita.
Lo que estamos viviendo no es un bloqueo político, más bien diría yo que lo que se está manifestando es una clara y contundente ineptitud por parte de nuestro representantes.
El pueblo –ese que nunca se equivoca– se ha empecinado, por dos veces ya, en dar la orden a sus representantes de dialogar y por lo que se ve no hay intención de darse por aludidos –no molesten por favor– y así, nos vamos camino de una tercera consulta.
Las nuevas formaciones políticas no han cumplido las expectativas y además han mermado el margen de maniobra de los históricos.
Lo vivido en la investidura fallida de Pedro Sánchez fue la prueba palmaria de que los nuevos partidos no habían llegado a sumar y a luchar por las necesidades del pueblo.
Publicamente todos los políticos reniegan de unas terceras elecciones, pero visto lo que ingresan por salarios, viajes, indemnizaciones y subvenciones quien se cree ya sus palabras.
Si se cumplen los pronósticos más pesimistas estos tipos se habrán pulido cerca de mil millones en un año sin dar un palo al agua.
El PP ha demostrado claramente con su apuesta en favor de Soria que le importamos bien poco y que se ríen de nosotros descaradamente.
Ciudadanos ha dilapidado un caudal político importante por los bandazos e incongruencias de sus líderes.
Podemos se ha significado por ser una formación que se maneja muy bien en el palabrerío populista pero que a la hora de la verdad no son de fiar para hacer politica. Han venido a llevárselo crudo.
El PSOE, dentro de sus limitaciones, lo ha intentado pero se ha encontrado –como en los mejores tiempo de Anguita– con la famosa pinza PP-Podemos.
El futuro es incierto y tan es así que nos jugamos, llegado el caso de unas terceras elecciones, que las urnas validen y absuelvan a un partido corrupto como el PP.
La izquierda ha sufrido un ataque brutal, favorecido por ciertos poderes fácticos y contando con un grupo de ilustrados egomaniacos rendidos al poderoso caballero, pero una vez resistido el primer golpe ya todo se basa en reconquistar nuestro espacio.
Rajoy y Rivera parecen más que amortizados e Iglesias no da para mucho más que bufón de la corte.
De acuerdo con tus propias palabras si «…contando con un grupo de ilustrados egomaniacos rendidos al poderoso caballero,» ¿que quieres que hagan? si tienen sobre sus cabezas la espada de Damocles para censurar cualquier actitud que no coincida con «lo que yo haría…» del «egomaniaco» de turno y que me temo encabezan Felipe, Aznar y Anguita que se resisten a perder un protagonismo que nadie desea.