Asimetría moral

iu-2Desde hace ya un tiempo asistimos a un espectáculo rocambolesco.

Los casos de corrupción asolan la campiña política.

Lo mas indignante del caso son la desfachatez y la soberbia que destilan las declaraciones de algunos de los implicados en estas tramas de saqueo sistemático.

La ciudadanía ha sido, y está siendo, testigo de la aplicación de una suerte de moral asimétrica, resultado de la cual, una parte importante de la mal llamada clase política ha encontrado acomodo entre las élites económicas del país a expensas del trabajo y los impuestos que pagamos entre todos.

La asimetría viene derivada de una especie de coartada que los propios implicados se aplican a si mismos como si el hecho de ocupar puestos de alta responsabilidad justificara una especie de patente de corso para el robo y saqueo del dinero público.

Algo así como, «nos lo merecemos por aguantaros».

Estos tipos, son los mismos que no hace mucho nos daban lecciones de austeridad y recomendaban moderación salarial y paz laboral para salir de la crisis todos juntos.

Bueno, unos mas juntos que otros.

Una vez descubierto el pastel, algunos piden perdón pero de devolver la guita ni hablamos.

En esta sociedad laica, pero con una muy arraigada moral cristiana, pedir perdón y mostrar arrepentimiento se considera suficiente para seguir adelante.

Yo sin embargo preferiría algo mas luterano, algo así como ministros que dimitan cuando cometen un error o que una vez que abandonan su carrera política vuelvan a su anterior trabajo.

Algo sencillo  pero incompatible con nuestros políticos actuales pues proceden de la retroalimentación de las estructuras más perversas de los partidos políticos, la mayor parte de ellos no han trabajado en su vida y se rodean a su vez de aduladores personajillos de confianza.

El resultado de este coctel es evidente, corrupción, una peste que hay que erradicar.

Cada día nos acercamos más a un punto de no retorno, a un lugar en el que nadie quiere llegar a estar.

La erradicación de esta «peste» requiere de un cambio urgente de forma de actuación por parte de los partidos anticipándose incluso a las actuaciones judiciales.

Limpieza a fondo, sin ambages y renovación de la mayor parte de las cúpulas dirigentes.

Cuando se gangrena un miembro del cuerpo hay que cortar, incluso, parte del tejido sano si se quiere estar seguro de vencer a la enfermedad.

Todavía hay tiempo, pero no mucho.

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