Hoy hemos dado un paso importante para el futuro europeo.
En Bruselas se ha procedido a elegir como presidente de la Comisión Europea a Juncker, un político sobre el que planean las sospechas de tener «problemas con el alcohol» o cobrar cuantiosas remuneraciones por pronunciar discursos, siendo esta actividad, presuntamente, incompatible con sus cargos.
El es, el mayor valedor de las políticas «austericidas», de los recortes y de cualquier decisión que amplíe la brecha entre ricos y pobres en Europa.
Curiosamente este político luxemburgués, con 20 años, ya era miembro activo del Partido Cristiano Social (año 1974), y con 25 se convierte en Secretario Parlamentario (año 1979).
Este mismo año consigue una Maestría en derecho por la Universidad de Estrasburgo, profesión que nunca ejerció.
Este es el paradigma de la «casta política» que maneja Europa en estos momentos, personas que nunca han tenido otro trabajo reconocido que el de dedicarse a la política, personas que, por esto mismo, están desligados de la realidad de la calle, nunca han vivido una crisis en su vida y nosotros, los tontos necesarios, les hemos pagado su vida de lujo durante mas de 30 años.
Y a un tipo así, ¿quién puede apoyarlo para que consiga ser Presidente de la Comisión Europea?
Pues,… ¡Los socialistas!
Así a primera vista parece raro, pero vamos a ver si le encontramos la lógica a este asunto.
Los políticos socialistas (al igual que los del resto de partidos) se han dedicado, en un porcentaje muy alto, toda su vida a la política, es decir, nunca han trabajado en otra cosa. ¿Les suena de algo?
El socialismo en estos momentos está constituido en un… 5%? por socialistas de izquierdas, otro… 5%? por socialdemócratas casi de centro derecha y el 90% restante responden al mismo perfil que Juncker, es decir, profesionales de la política ocupados en la ardua tarea de medrar dentro de la organización y atesorando cargos, salarios y pensiones. (a las pruebas me remito)
Por esto es por lo que necesitamos, no solamente un nuevo líder, sino una revolución en toda regla y una desviación pronunciada y urgente hacia la izquierda real.
Con este panorama ¿alguien se asombra de que hayamos apoyado a Juncker?
El PSOE no se merece pasar por estas vicisitudes.
Permanezcan atentos a su pantalla porque seguro, seguro,… todavía PODEMOS hacerlo peor.