EL CONTRATO SOCIAL

El ocaso de los "dioses"

«La esencia de la teoría es la siguiente: para vivir en sociedad, los seres humanos acuerdan un contrato social implícito, que les otorga ciertos derechos a cambio de abandonar la libertad de la que dispondrían en estado de naturaleza. Siendo así, los derechos y deberes de los individuos constituyen las cláusulas del contrato social, en tanto que el Estado es la entidad creada para hacer cumplir con el contrato. Del mismo modo, los hombres pueden cambiar los términos del contrato si así lo desean; los derechos y deberes no son inmutables o naturales. Por otro lado, un mayor número de derechos implica mayores deberes; y menos derechos, menos deberes.»

Hasta aquí la teoría, ¿bonita verdad? Pero la realidad es otra muy distinta y la estamos viviendo o sufriendo día a día y mucho mas en esta época de ¿crisis?

Hemos «cedido» ciertos espacios de libertad con la ilusión de recibir a cambio una serie de prestaciones en el ámbito social, educativo, sanitario y de seguridad, entre otros muchos.

Pero, porque siempre hay un pero, el Estado, ese mismo que creamos para velar por el cumplimiento de este contrato, ha dejado de ejercer esta función y se dedica única y exclusivamente a perpetuar sus privilegios creando una «casta política» que en esta crisis galopante no hace otra cosa que «defender» su modo de vida.

Esta es la «letra pequeña» del contrato.

CLAUSULAS

1ª.- El político tiene derecho a acumular cuantos cargos pueda y cobrar por todos y cada uno de ellos.

2ª.- El político ha de tener, chofer y coche oficial. Este derecho será «anulado» el tiempo que dure la campaña electoral, para «mejorar» su imagen.

3ª.- El político, como buen «profesional», se presentará a las elecciones en donde mas le convenga a el o a su partido, aunque tenga que hacerlo en una circunscripción donde no le conoce ni el tato.

4ª.- Al político que cesa en su actividad, se le ha de buscar con celeridad un acomodo en una empresa de renombre, o en una institución internacional para así garantizar su nivel de ingresos.

5ª.- Para juzgar a un político que cometa un delito habrá que pedir permiso a los otros políticos.

6ª.- El político, sea cual sea su ideología, ha de enviar a sus hijos a un colegio privado de elite.

7ª.- Los políticos han de construirse una casa acorde a su posición y no acorde a su valía.

8ª.- El sueldo de los políticos no se decidirá en base a IPC ni tampoco por productividad, se decidirá en una reunión política con los amiguetes.

9ª.- Las decisiones importantes se tomarán siempre durante una comida de trabajo, a cargo de los fondos del país.

10ª.- En el mismo momento en que Fernando (el tendero) salga elegido pasaremos a llamarle D. Fernando.

Ya saben como es la letra pequeña, interminable.

Algo habrá que hacer para eliminar estas cláusulas abusivas, a su lado las condiciones de los bancos me parecen un juego de niños.

¿Y Uds. Que piensan?

4 comentarios en “EL CONTRATO SOCIAL

  1. ¡¡¡ Quiero ser un político@!!!!!
    Se leer y escribir,,,,, ¿Suficiente no?.
    Acepto incodicionalmente todas las cláusulas del político español, que se mencionan.
    Y lo más importante, Tengo un morro que me lo piso.
    Asi que esperaré a que se muera uno, será de harto, para ocupar su plaza.
    Un cordial saludo. Una políticona con futuro.

  2. Saludos desde Yo Sí. Felicidades por el sitio, Javier, esperamos poder contribuir más de ahora en adelante.

    El Contrato Solcial.
    El amigo Rousseau dejó a la posteridad esta controvertida reflexión sobre las que el entendía, eran las consecuencias de la vida en sociedad. No obstante son muchas las obras posteriores que refutan los postulados del Contrato Social.
    Si seguimos al pie de la letra las ideas que plantea este escrito acerca de la condición humana, nos hallamos ante una curiosa conclusión: el hombre sólo es libre en el aislamiento social. He aquí uno de los puntos débiles que presenta esta obra. Rousseau defiende que el hombre, al vivir en sociedad, renuncia necesariamente a sus libertades individuales en pos de una supuesta «paz social», que define como el equilibrio de la expresión de las voluntades de los individuos. Éstos renuncian, pues, a hacer su voluntad, sometiéndose a ciertas normas o convenciones, asegurándose de que sus semejantes tampoco harán lo propio llegado el momento. Es fácil ver las contradicciones que plantea esta visión.
    Si retrocedemos en el tiempo, unos cuantos siglos, encontramos en la obra de Platón un planteamiento parecido, que parece haber sido interpretado de forma ambigua por Rousseau. En «La República o el Estado», el filósofo griego esboza las interacciones entre las diferentes clases sociales, que él estima son tres: Magistrados, mercenarios y guerreros, entendiendo que los mercenarios son todos aquellos que realizan una actividad remunerada o por recompensas materiales, netre los que se contarían comerciantes , artesanos, y demás. Mientras los magistrados serían aquellos que realizan las funciones de gobierno y justicia.
    En esta obra , Patón ya esgrime el argumento de la paz social, y la división de poderes, y, pese a ser un tratado mucho más antiguo, lo hace con bastante más éxito que Rousseau, pues por lo menos entra a valorar los distintos tipos de recompensas o motivaciones que pueden justificar la paz entre estos hombres de diversa naturaleza. Menciona el honor, la riqueza, el prestigio,o el matrimonio como formas de mantener a todos en paz, y define de qué forma deben ser distribuidos según los estratos. Por supuesto esto nos hace ya intuir otro de los fallos que presenta el modelo de Rousseau, no todos los hombres son iguales en sus aspiraciones o metas, así que pierde validez el argumento de que el hombre sólo es feliz como alimaña salvaje sin contacto pacífico con sus semejantes. La cultura, el comercio, el arte, necesitan del contacto entre seres numanos en términos que no coinciden con el planteaminto del enciclopedista. El filósofo necesita el contacto intelectual con otros, para captar o difundir ideas y conocimiento, el aprendizaje del artista precisa tanto al maestro como al cliente, así como al mercader. Debemos entender que todas esas formas de realización son consecuencia de la voluntad humana y de su naturaleza, lejos del eremita que plantea Rousseau. Las pinturas de Altamira son ejemplo de lo que digo. Al igual que los hallazgos de evidencias de intercambio cultural entre neandertales y cromañones. En estos tiempos no existían las sociedades como hoy las conocemos, o como las plantea Rousseau, en cambio los contactos entre individuos no se regían por la violencia necesariamente, ni estaban sujetos a mas leyes que las que imponía la naturaleza humana. No es hasta Hammurabi que se acuña un código que rige las relaciones entre fuertes y débiles, según reza su propio encabezamiento.
    La ley tiene , por tanto, un origen distinto al que le atribuye Rousseau. La paz social no es consecuencia de una renuncia , sino el estado natural de las relaciones entre individuos. Debemos entender que si se plantea la paz social como una renuncia, lo opuesto debe ser el conflicto. Entiende entonces el francés que el estado natural de las relaciones humanas es el conflicto, y este punto es insostenible, partiendo de la base de las relaciones familiares o la amistad entre semejantes. Podemos entrar en cuestines antropológicas que tiran por tierra las afirmaciones del ilustrado galo, tales como la división del trabajo, la cooperación en la caza , o el mismo tránsito del nomadismo a la sedentariedad.
    Se puede encontrar más prufundidad a la hora de entender la naturaleza de las relaciones humanas en los diálogos de Sócrates,(Platón), sobre la justicia de «La República o el Estado», que en la obra de Rousseau.

    Por otra parte, una cosa es la teoría , y otra bien distinta la práctica. Con esto quiero decir que no es el sistema el que falla, sino las personas, y este debate es más bien de tipo ético . Sería dificil desenmarañar en un par de líneas las posibles causas de la degeneración de los ideales que nos han llevado hasta aquí, pero aludiendo de nuevo a´la obre de Platón, uno de los conceptos que más claramente establece como base del funcionamiento del sistema, o de la justicia del mismo, llámese como quiera, es la clara separación de poderes. No se refiere a los tres poderes que se definen hoy como parte del estado; legislativo, judicial y ejecutivo, sino a la interacción entre los tres grupos de ciudadanos, esto es ; mercenarios, magistrados y guerreros. Para Platón, la causa de la pérdida de justicia de un sistema se deriva de la intromisión de esos poderes en el ámbito de los otros, por ejemplo los mercenarios en el gobierno, o los guerreros en el comercio. Y me temo que pese a tratarse de una reflexión de más de dos mil años de antigüedad, da en el clavo al definir las causas de la actual crisis de valores. En nuestra sociedad es corriente ver ese intrusismo. Unos sistemas se vuelven injustos cuando los guerreros ejercen también la magistratura, (Egipto, Korea, Franquismo), otros cuando los mercenarios ejercen la magistratura, o viceversa (EEUU, Europa ). Por eso establece Platón esos principios inviolables en cualquier sistema, porque los diferentes segmentos deben tener diferentes recompensas. El guerrero no debe ser mercader, o mercenario, porque de acumular riquezas pronto rehusaría cumplir su función de defender a mercaderes y magistrados, para medrar sin arriesgar su vida; su recompensa material debe ser suficiente para que no quiera apropiarse de lo de otros por la fuerza, pero su mayor retribución debe ser el honor, el reconocimiento, y el rango, así buscará destacarse de otros en el complimiento de esa defensa.En el caso de los magistrados ocurre de froma semejante, no deben ser los jueces y legisladores tambien mercenarios, de forma que no legislen o juzguen conforme a sus intereses materiales, deben encontrar en el desempeño de sus funciones recompensa suficiente en forma de reconocimiento y prestigio, nunca en forma material.
    Es posible que esta visión sea simple, pero estaremos de acuerdo que nos sirve para identificar esos problemas hoy en día. Políticos sentados en los consejos de administración de los bancos, lobbis de las corporaciones presionando a políticos, regímenes militares donde el ejécito es legislador, juez y ejecutor.
    En fin, es esa intromisión de unos en el terrenode otros, y la pérdida de vigencia de otras recompensas no materiales, la que nos lleva al nihilismo de hoy.Hoy el dinero puede comprar el prestigio, la honorabilidad, el respeto y hasta el «amor». Saludos.

  3. Al político que le den ,pero bien pal pelo ,igualito que a todos nosotros,con lo que ganan esta gente al mes comemos muchas familias ,vestían y calzavan muchos niños. Luego nos quejamos pero y los del tercer mundo ¿ Como estarán ? ,no lo preguntemos ,lo afirmamos , esto es IN-HUMANO………..

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