Corren tiempos de extrema gravedad –tiempos serios– y en Fuerteventura asistimos estos últimos días a un espectáculo infumable, fruto del ego desmedido de quien se cree merecedor de lo que nunca ha conseguido por medio de una urna.
Un político decente antepone el interés general al suyo propio.
Un político decente no utiliza a sus convecinos como rehenes de sus ansias de poder.
El poder «per se» no es un bien en sí mismo, el poder por el poder no es mas que una dictadura.
En la situación generada en el Cabildo de Fuerteventura se entremezclan cuestiones personales y estrategias de medio plazo con el fin de situarse en el panorama político para beneficio propio, y todo ello sin miramientos, sin reflexionar sobre las penurias que se están pasando y las que vendrán de seguir esto así.
Cuando un político no acude a su puesto de trabajo a diario, cuando no acude a un Pleno, cuando retrasa sin conmiseración obras que pueden beneficiar a su pueblo, no hace otra cosa que defraudar a quién le paga pues no cumple con su deber, y a nadie se le esconde –es de dominio público– que esto viene sucediendo desde hace ya un tiempo.
Unos presupuestos que se incrementan en más de un 50% en el área de infraestructuras no pueden ser considerados insuficientes para la reactivación económica de la isla, y de ser esto cierto la obligación de un buen político será –en todo caso– asistir a los debates y defender sus propuestas sin llegar en ningún caso a la imposición o al puro chantaje.
En todo este rebumbio emergen –como no podría ser de otra manera– las huestes de la derecha nacionalista de ATI dispuesta una vez mas a subyugar a un pueblo majorero que asiste inerme ante el desatino de paralizar la economía insular para ejercitar el ya desgastado juego de la silla, quítate tu para ponerme yo.
Los políticos de «chiringuito», que no de partido, tienen los días contados, las bisagras de ida y vuelta no deben determinar la vida pública pues en su propia definición se encuentra su mayor falacia, su mayor mentira. Se alían con cualquiera sin mayor escrúpulo pues no están interesados más que en su propio ego.
La potajera que se cocina estos días puede dar al traste con una oportunidad de oro para conducir a Fuerteventura hacia la modernidad.
ATI-cc junto con AMF, con PP y con UPB son la antítesis de la modernidad y la renovación que necesita nuestra isla y sería un gran paso atrás.
Pero les da igual pues no están aquí para beneficio del pueblo, solo están aquí para ejercitar el poder «per se».