Campaña electoral

Campaña electoral.

Cada día queda mas claro que ya hemos iniciado la campaña electoral.

Ya han vuelto a las páginas de los diarios canarios y las tertulias radiofónicas dos clásicos de toda campaña electoral majorera que se precie.

Por un lado el muy famoso y nunca bien valorado muelle de Gran Tarajal.

Un muelle infravalorado, infrautilizado y «manoseado» durante años por multitud de políticos cuando lo que quieren es vender humo a sus votantes.

Cruceros llenos de turistas que levanten la economía del municipio, cargueros rebosantes de productos manufacturados que puedan ser distribuidos por toda la isla,… las mismas ensoñaciones de siempre, de los mismos políticos de siempre.

Y ahora vienen otra vez esos políticos que no han conseguido nada en mas de veinte años y nos dirán que lo tienen ya a punto de caramelo.

Así, de repente y por arte de magia, sin un trabajo previo ni preparación de ningún tipo.

Pero realmente ¿alguien puede tragarse este sapo reiteradamente cada cuatro años?

Y otro clásico –fruto de las ensoñaciones revolucionarias juveniles– es el de agitar el espantajo de las maniobras militares en la isla.

Unas maniobras que –curiosamente– siempre asoman cuando la situación electoral de ATI-CC toca mínimos.

Y claro, con la situación actual y los pronósticos que se avecinan parece que se necesitarán unas maniobras colosales para levantar el ánimo nacionalista.

Es de manual que los políticos –viéndose acorralados– necesitan algún tipo de «enemigo» y que mejor enemigo que los militares.

Esto es solo el principio, saldrán seguro mas asuntos «primordiales» para el desarrollo de nuestra querida isla.

Nosotros –los votantes– soñamos todos los días con una isla que luzca un gran hospital y una red de atención primaria que cubra nuestras necesidades.

Soñamos todos los días con –al menos– un centro de mayores digno de nuestros abuelos.

Soñamos todos los días –desde hace ya quince años– con una red de carreteras decente y segura.

Soñamos todos los días con más y mejores centros educativos.

Pero como bien sentenció D. Pedro Calderón de la Barca «la vida es sueño, y los sueños, sueños son.»

Aquí los únicos que se permiten soñar –y cumplir sus sueños– son los políticos, pero en esos sueños no estamos incluidos nosotros.

Ellos sueñan con sus abultados salarios y dietas, sus prebendas en la atención sanitaria, sus coches oficiales, sus viajes pagados por todos nosotros y sobre todo no sueñan sino que maquinan a diario como mantenerse en sus poltronas sine die.

Soñar –como siempre– soñamos los pobres, los ricos –los políticos– viven en una perpetua ensoñacion.

 

 

 

 

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