CARGO DE CONFIANZA VS FUNCIONARIO DE..

ESTA ES "TU" CIUDAD
Una farola de confianza

El «cargo de confianza» es el equivalente moderno del «ayuda de cámara» de la nobleza. Ese plebeyo que se arrima a la nobleza más conspicua, medra a su sombra y por el camino llega a olvidarse de su procedencia y sus propias capacidades.

Los políticos, en su viaje meteórico hacia la cúspide social, que todos pagamos de nuestro bolsillo, trasladan a la realidad actual prácticamente «todos» los vicios que se instituyeron en el «Antiguo Régimen».

Este «vicio» en concreto permite al cargo político mantener una cohorte de seguidores muy fiele ($).

La institucionalización del «cargo de confianza» es la prueba más palmaría del fracaso del sistema, visto este desde el prisma del ciudadano claro está, pues hemos de «duplicar» el gasto para la realización de trabajos para los cuales ya hay «funcionarios» en nuestra administración.

Desde el punto de vista del político no hay problema, el «asistente» se lo pagamos entre todos y como su sueldo depende de su «voluntad» sabe que nunca le llevará la contraria, so pena de verse arrojado a la plaza pública para su escarnio.

La «justificación» que más he escuchado cuando reniego del cargo de confianza en política es la de que «no podemos fiarnos de los funcionarios».

Triste muy triste y por esto mantengo que el sistema en esto como en muchas otras cosas ha fracasado y además ningún partido político está por la labor de eliminar estos «vicios».

Que conste que esto no tiene nada que ver con la reciente sentencia sobre los «sufridos» 15 trabajadores del Cabildo Insular de Fuerteventura.

Curiosamente un número muy similar a los que se arrojaron a la calle desde el Parador.

Y yo me pregunto, ¿los trabajadores del Parador, con 20 o 30 años de antigüedad, todavía no eran «de confianza»?

Pues nada más, a seguir bien, que estamos en buenas manos.

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