Ha llegado el momento, otra vez

Ha llegado el momento, otra vez.

Cada cierto tiempo –en el seno de las agrupaciones políticas– se impone la reflexión sobre el trabajo que se ha venido realizando, el señalamiento de los errores cometidos y la formulación de las posibles soluciones a futuro.

El socialismo majorero se aproxima inexorablemente a este momento, primero con la celebración de primarias –ya están anunciados los precandidatos; los compañeros Blas Acosta y Juan Jiménez– y una vez superado este proceso encararemos el congreso insular.

El momento se antoja decisivo para mostrar a nuestros conciudadanos un proyecto de sociedad coherente, pensado en base a la justicia social.

 La justicia social es un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera» y que constituye «el núcleo de nuestra misión global para promover el desarrollo y la dignidad humana.

Naciones Unidas

Para enfrentar esta tarea necesitamos –además de implicar a nuestros mejores efectivos humanos–, desarrollar un relato consistente ante la sociedad, que fomente –mejor no, dejémonos de «fomentar» cosas– que defienda la igualdad de oportunidades y la lucha contra la distribución desigual de bienes que son de todos y la preocupación por el bien común.

La tarea es inmensa, está claro, pero si los socialistas no se arremangan y acometen este objetivo no veo a nuestro alrededor ningún partido político que esté interesado en desarrollar semejante esfuerzo y honestamente tampoco veo que fuesen capaces.

Para ello se han de obviar las trincheras del pasado o la ofensiva guerrillera constante en defensa de no se sabe que cuotas, pactos o componendas.

El fin último de este proceso, al menos así lo creo, ha de ser la composición de un grupo de militantes, todos ellos, concernidos por una misma idea –la justicia social– y un único objetivo –el bien común–.

Definición, reparto de tareas y enfoque del objetivo a conseguir, esta debe ser nuestra prioridad en el próximo congreso y para ello no apelo en ningún momento ni al consenso, ni a «integraciones» que hipotequen el futuro de la acción del partido.

Nos encontramos ante un encrucijada, una vez más, pero quizá esta pueda ser la última oportunidad que tengamos para situarnos al lado de nuestro pueblo y disponernos realmente a trabajar por su bienestar.

Los tiempos están cambiando y si hay algo que ha quedado claro en estos últimos años es que contentar por igual a ricos y pobres es difícil, por no decir imposible, y si he de escoger prefiero cabrear a los poderosos.

Si cuando se cierre este proceso conseguimos presentarnos ante la sociedad como un partido serio, con un objetivo claro, con un equipo cohesionado y un plan de trabajo enfocado en la justicia social y el bien común tengan por seguro que no habrá adversario político que se nos resista.

Está en nuestras manos.

 

 

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