En el proceso, largo y tedioso, de la presentación de las listas electorales, se etiquetan y clasifican los políticos que en ellas participan.
La clasificación comprende dos apartados, por una parte están los «cabeza de lista» y por otra los «dependientes».
Los primeros, a su vez, se pueden subdividir en otras dos subcategorías, los que realmente son líderes en sus partidos y los que han sido «colocados» porque mantienen un perfil «dócil» ante los poderes fácticos de su propia organización y cuya única finalidad es «medrar». Estos últimos son los más numerosos y todos parecen tener un precio.
Después están los «dependientes», estos dependen de lo sumisos que consigan ser para alcanzar su objetivo, que no es otro que cobrar un estipendio.
Este perverso sistema debe ser erradicado y un comienzo, aunque tímido, es la restricción que estipula la ley en el número de concejales liberados y cargos de confianza.
Yo eliminaría de raíz la figura del «cargo de confianza», los concejales o consejeros ya tienen a su disposición un ejército de funcionarios, mucho más preparados que cualquier amiguete al que tengamos que asegurarle un salario indigno e indignante.
Pero lo cierto es que ante cualquier ataque a este sistema corrupto la reacción, hasta de los más jóvenes y audaces, es el cierre de filas y la aceptación más absoluta de la ignominia que supone esta retorcida «ley de dependencia».
Aprovechan los políticos las debilidades personales, los delicados momentos económicos para con vagas promesas de un futuro mejor, conseguir, si no el apoyo al menos el silencio y la connivencia para seguir adelante.
Las moscas atrapadas en la tela de la araña también se quedan quietas intentando pasar desapercibidas y no ser devoradas. Pobre ilusión.
Cada día que pasa se afianza más en mi ánimo la certeza de que la verdadera revolución democrática no llegará ni en esta legislatura ni de la mano de una nueva generación.
Un pueblo que vive en precario es víctima propiciatoria para que los políticos sin escrúpulos y sus acólitos consigan sus objetivos.